lunes, 10 de mayo de 2010

Irak se estremece ante las nuevas 'Bombas H' de Al Qaeda


Las imágenes que captaron los camarógrafos locales desde Faluya mostraban las cinco viviendas completamente arrasadas por las deflagraciones. En una de ellas el techo se desplomó sobre un costado. "Aquí murieron dos personas. Eran familiares de un policía", explicó uno de los vecinos a la emisora iraquí.

La misma escena se repitió en Balad, al norte de Bagdad. En este caso el objetivo fue el domicilio de un miembro de los grupos paramilitares aliados del ejército de EEUU. Tuvieron suerte. Ni el miliciano ni sus allegados se encontraban en la vivienda cuando esta saltó por los aires.

Nuevas clasificaciones
Las fuerzas de seguridad de la nación árabe confirmaron que se trataban de nuevos casos de 'Bombas-H', el último y desquiciado ingenio atribuido a los radicales de Al Qaeda.

Es una abreviatura del acrónimo HBIED (casa-artefacto explosivo improvisado) que utiliza desde marzo el ejército de EEUU para aludir a los atentados en los que se los militantes apilan explosivos y dinamitan todo un edificio

Los iraquíes ya conocían el IED (artefacto explosivo improvisado) y los VBIED (coches bomba improvisados) pero esta es una táctica tan novedosa como estremecedora.

"Resulta increíble que en el resto del mundo los jóvenes se dediquen a estudiar cosas como poesía y nosotros tengamos que descubrir el significado de estos inventos disparatados", explicó Ahmed Khaalaji, un chaval que observaba frente a un televisor los efectos de las explosiones.

Bombas y suicidas a pie
Los iraquíes han aprendido en estos últimos siete años que existen tantas formas de asesinar como infinita es la capacidad de la mente humana para imaginar barbaries y hoy han tenido que comprobarlo de nuevo con una oleada de violencia que ha dejado al menos 80 muertos y cientos de heridos, según el balance que realizó la cadena iraquí Al-Sharqiya.

Las autoridades han acusado al los radicales de Al Qaeda de organizar esta concatenación de atentados donde se recurrió a HBIED, VBIED, suicidas a pie, y grupos de insurgentes que ametrallaron varias posiciones militares en al menos cinco provincias del país y la propia capital iraquí.

Una serie de ataques que no sólo ratifica la capacidad operativa del grupo extremista sino la profunda crisis que vive de nuevo la nación a causa del caos político que ha sucedido a las elecciones legislativas de marzo.

Cadena de atentados
El día comenzó al amanecer con asaltos casi sincronizados en al menos cuatro barrios de Bagdad contra seis controles de los uniformados, donde fueron abatidos siete soldados y policías.

"Nadie ha escuchado nada porque han usado silenciadores. Ahora el ejército y la policía están arrestando a decenas de jóvenes. No podemos ni salir a la calle", precisaba vía telefónica Jalil Hamud, un residente del arrabal de Gazaliya, donde los insurgentes asesinaron a dos soldados.

Con todo, el suceso más grave de la jornada se produjo en torno a la 13:30, cuando dos coches bomba explotaron al unísono mientras los empleados de una factoría textil sita en Hilla al sur de Bagdad- salían del trabajo. Allí murieron más de 40 personas y 135 quedaron heridas. El balance se agravó cuando un kamikaze se inmoló en el mismo lugar aprovechando la confusión y la aglomeración de ambulancias y servicios de asistencia.

Horas antes otro militante portando un cinturón explosivo y uno más al volante de un coche-bomba acabaron con la vida de 13 clientes que compraban un mercado callejero en Suweyrah, cerca de la ciudad sureña de Kut.

"Esto parece una gran campaña de los terroristas, no sólo en Hilla", declaró a Reuters el gobernador provincial de esa región, Salman al-Zarqani.

Fracaso del Gobierno
Para el diputado Fataj Sheij, de la coalición que lidera Iyad Allawi, lo acaecido es "otra prueba del fracaso del actual gobierno (que dirige Nuri al Maliki) en materia de seguridad. Las calles están llenas de sangre y ellos se empeñan en recontar votos para mantenerse en el cargo".

Como si fuera un calco de lo acaecido con los comicios de 2005, los últimos sufragios lejos de constituir un hito democrático han derivado en una porfía política inacabable entre la alianza ganadora de Iyad Allawi y los grupos que dirigen Nuri al Maliki y Muktada al Sadr, que han pactado para arrebatar el primero la posibilidad formar gobierno. A dos meses de la votación ni siquiera se conocen los resultados oficiales ya que muchos han sido impugnados.

Tras los comicios de 2005 las disputas entre los partidos impidieron formar un ejecutivo hasta cinco meses más tarde, dejando un vacío de poder que sirvió para azuzar la guerra civil que después alcanzaría su clímax en 2006.

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